sábado, 22 de noviembre de 2008

DE MOLINOS, MOLINETES, QUIJOTES, Y OTRAS YERBAS



(Primera parte)

El molino de viento, o molinete, seguramente no es la primera figura de origami que uno aprende, pero debe ser la segunda o la tercera.
Es una figura tradicional, muy antigua, armónica, simétrica, regular, perfecta; que lleva implícita en ella la energía, el movimiento.






Sin embargo me parece que no ha sido debidamente investigada, o explotada, ya que se presta a innumeras variaciones, y cuando digo innumeras quiero decir exactamente eso; podríamos decir infinitas, hasta donde uno tenga la capacidad de plegar.









Me he deparado con estas variaciones al descubrir el “molinete doble” que apareció también a partir de las tarjetas.







“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos
comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.”








Después de hacer la tarjeta, vi que también podía ser solo eso un molinete doble.











En el molinete tradicional doblamos el cuadrado en cuatro partes por lado. O sea, el papel queda dividido en dieciséis cuadrados.





“Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar”
(se acerca Serrat a ponerle música, nuevamente, a estas historias).






Para hacer el molinete doble precisamos doblar el papel en seis cuadrados por lado, lo que nos da treinta y seis cuadrados, Para doblar en seis, primero tenemos que doblar en tres, y obtenemos este otro molinete simple, más “encorpado”, digamos.






Doblando después del reverso, cada aspa por la mitad, obtenemos el molinete doble.
______________________________________________________________
























A partir de ahí, tenemos esas “innumeras” variaciones doblando al medio la última aspa, y así sucesivamente, doblando al medio, y nuevamente al medio mientras se pueda. Resultando algo así como unas puntas estiradas, casi gigantes.



-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.


-Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.”
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.


Y para terminar esta primera parte, reaparece Serrat, desde Mediterráneo, allá por la década del 70, época de caballeros andantes y de batallas contra molinos que cada cual enfrenta, o enfrentó, como pudo… también pudiera, tan poca lanza contra tamaña aspa…


Y ahora ociosa y abollada, va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
Va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
Va cargado de amargura,
que allá "quedó su ventura"
en la playa de Barcino, frente al mar...


_______________________________________________
TAMBEM PODE SER LIDO EM PORTUGUES
_______________________________________________

DE CATAVENTOS, MOINHOS, QUIXOTES, E OUTRAS ERVAS.

(Primeira parte)

O moinho de vento, ou cata-vento, não é a primeira peça de origami que um aprende, mais é com certeza, a segunda ou a terceira. É uma peça tradicional, muito antiga, harmônica, simétrica, regular, perfeita; que leva implícita nela a energia, o movimento. 9811

Porem, perece-me que não tem sido devidamente investigada ou explorada, já que se presta a inúmeras variações, e quando digo "inúmeras", quero dizer exatamente isso, ate poderíamos dizer "infinitas", entanto se tenha a capacidade de dobrar.

Achei essas variações quando descobri o "cata-vento duplo" que apareceu também nos cartões. 9511


Quando nisto iam, descobriram trinta ou quarenta moinhos de vento, que há naquele campo. Assim que Dom Quixote os viu, disse para o escudeiro:
-A aventura vai encaminhando os nossos negócios melhor do que o soubemos desejar; porque, vês ali, amigo Sancho Pança, onde se descobrem trinta ou mais desaforados gigantes, com quem penso fazer batalha, e tirar-lhes a todos as vidas, e com cujos despojos começaremos a enriquecer; que esta é boa guerra e bom serviço faz a Deus quem tira má raça da face da terra.

Depois de fazer o cartão, "saquei" que também poderia ser isso só, um "cata-vento duplo". 9571 9591

Na figura tradicional do cata-vento, dobramos o papel em quatro quadrados por lado, ficando dividido em dezesseis quadrados.

“Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar”
(Aparece Serrat a pôr musica, novamente, nessas historias).

Para fazer o cata-vento duplo temos que dobrar o papel em seis partes por lado, tendo assim trinta e seis quadrados. Para dobrar em seis, primeiro temos que dobrar em três, e obtemos este outro cata-vento simples, porem mais “encorpado”, por assim dizer. 11531 11541

Dobrando depois, do verso, cada pá ao médio, obteremos o cata-vento duplo.

Partindo daí, temos essas inúmeras variações, dobrando ao médio a última pá, e assim sucessivamente, dobrando ao médio, e novamente ao médio, enquanto se possa.
Obtendo algo assim como umas pontas das pás esticadas, quase gigantes. 9621 9651 9671 9711 9751 9791

-Quais gigantes? - disse Sancho Pança.
- Aqueles que ali vês - respondeu o amo -, de braços tão compridos, que alguns os têm de quase dois léguas.
- Olhe bem Vossa Mercê - disse o escudeiro -, que aquilo não são gigantes, são moinhos de vento; e o que parecem braços não são senão as velas, que tocadas do vento fazem trabalhar as mós.
- Bem se vê - respondeu Dom Quixote- que não andas corrente nisto das aventuras; são gigantes, são; e, se tens medo, tira-te daí, e põe-te em oração enquanto eu vou entrar em fera e desigual batalha.


E pra finalizar esta parte primeira, volta Serrat desde Mediterrâneo, lá pela década dos 70, época de "cavaleiros andantes" e de batalhas contra moinhos de vento. que cada um enfrenta, ou enfrentou, como pode... também podera, tão pouca lança pra tamanha pá...

“Y ahora ociosa y abollada, va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
Va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
Va cargado de amargura,
que allá "quedó su ventura"
en la playa de Barcino, frente al mar...”